Quiero traer a colación este tan importante tema, pues las mascotas son frecuentemente utilizadas como obsequio de Navidad y, en muchos casos, cuando pasan las fiestas, caen en cuenta que el niño aún es muy pequeño para hacerse cargo del animalito, el cual requiere de atención, cuidados, educación; o que tal vez no esté preparado para ofrecerle adecuadamente estas cosas tan importantes y entonces, generalmente, cae la responsabilidad en la madre...
Así pues, son las madres de estos niños las cuales van a encargarse al fin y al cabo, muchas veces sin ganas, porque en el fondo no quieren tener un animalito en casa, de la atención que amerita dicha mascota, la cual tiene sus necesidades y es preciso saber al respecto; estar muy bien informados para satisfacerlas adecuadamente. NO haber manejado en forma racional toda la información referida al animal que se va adquirir, sus necesidades, hábitos, juegos, espacio requerido, etc. Antes de comprar el "regalo de Navidad" (que es un ser vivo), causa muchas veces por no decir en la mayoría de los casos traumas profundos, que afectan en definitiva a todos: niño, mamá, papá, abuela..., pero la peor parte la lleva el animalito.
Por este motivo, la decisión sobre adquirir una mascota en Navidad (o en otro momento de año), cualquiera sea su especie, debe ser tomada en familia, con el fin de dimensionar bien todos los aspectos que implica traer al seno familiar un nuevo miembro, que no podremos dejar a un lado cuando pase la fiebre del regalo. De no ser así, esos animalitos se transforman en nómades, que pasan de casa en casa, que es más o menos decir de "trauma en trauma", lo cual los desestabiliza muchísimo y los hace inseguros, temerosos y, en algunos casos agresivos, sobre todo cuando se trata de perros.
Por todo lo anterior recomiendo que al decidir por un obsequio para el niño o niña, no incluyamos mascotas en nuestra lista de regalos de Navidad, a menos que sepamos con seguridad que el niño o niña recibirán a la mascota con gran sentido de responsabilidad y, además toda la familia estará involucrada en la educación, cuidados médicos, aseo, paseos, juegos, etc. Todo lo anterior son necesidades que tendremos que satisfacer, por tanto, en caso de no estar absolutamente seguros de lo que debemos hacer y sepamos salir de los "caprichos" o antojos u otras presiones que nos quieran hacer, recomiendo optar por juguetes educativos o el que prefiera el niño, y explicarle, por ejemplo, que ¡Santa no puede traer mascotas en el trineo, porque sólo trae juguetes y los perritos u otros animalitos no son juguetes! Además, si nunca han tenido una mascota aconsejo preguntar a otras personas que tengan la raza o especie que piensan adquirir, de manera tal que estén preparados si realmente desean adquirir una mascota. Debemos actuar como adultos responsables y considerar que una mascota debe estar en un hogar donde sea cuidado, querido y respetado por toda su vida, esto es unos 10 a 15 años.
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MV Jennifer Höving - MSDS N° 6601
Consultorios repletos después de Navidad y Año Nuevo
Muy a propósito de lo que escribe mi apreciada colega Jennifer Höving en relación con los regalos de Navidad de "carne y hueso", donde comparto a cabalidad sus argumentos, que me parecen tan pertinentes en esta columna, ya que se avecinan las fiestas de fin de año, quiero tocar el tema de la "desestabilización" alimentaria que suele ocurrir por estas fechas con los animalitos que viven en hogares donde los quieren mucho..., y donde ese quererlos mucho también pasa por la boca (o el pico!!).
Con la Navidad llegan muchas cosas, entre gaitas, parrandas y cohetones, tales como las hallacas, el pavo, el pernil, galletas, dulces, pan de jamón, jamón planchado, y pare usted de contar. Nada de eso queridos lectores, forma parte de la alimentación de nuestros amigos los perros, gatos, loritos... Algunos amos muy condescendientes y afectuosos, además de la ración de siempre, le meten su pedacito de cada una de esas cosas al plato de su querida mascota, o se la dan de una vez en la boca. Entre bocadito y bocadito, durante varios días seguidos, se va gestando la gran indigestión. Algunos perros, por ejemplo, degustan tanto del pavo que les pusieron, que se tragan el súper hueso, y ni modo, al quirófano con esa barriga, porque la tranca es grande, tanto para las vías digestivas como para el bolsillo del dueño. Bromas a parte, son cosas que debemos aprender a evitar. Los perros son barriles sin fondo. Algunos se tragan en realidad cualquier cosa. Pero las consecuencias son muchas veces nefastas. Un gusto de un bocado que dura un momento se puede transformar en un gran desorden digestivo, que tarda hasta meses en curarse. Meses de sufrimiento para el animal.
Los consultorios veterinarios se colman de pacientes con este tipo de desórdenes una vez pasada la temporada navideña. Los padecimientos son vómitos, diarreas, inapetencia... Recomiendo no servir alimentos que no sean indicados y adecuados para las mascotas, así como mantener siempre su dieta de rutina. Un pedacito de hallaca o jamón planchado no mata a nadie. Pero si no sabemos dosificar, ¡¡ni pensarlo!!
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