Pacatuba Por Willy Germund Frankfurter Rundschau NUEVA DELHI LOS cazadores furtivos indios matan un tigre por día. Salvo en el parque nacional Sundarbans, una comarca pantanosa de 18.000 kilómetros cuadrados, en Bengala Occidental, próxima a la frontera con Bangladesh y a sólo 60 kilómetros de Calcuta. Allí, los tigres cazan al hombre.
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Antes de aventurarse en el manglar en su piragua, el pescador Umed deja una pequeña ofrenda para aplacar a Bon Bibi, diosa de la selva primigenia. Luego, toma una máscara que representa un rostro de color rosa intenso, con un bigote bellamente rizado, y se la pone al revés, cubriendo la parte posterior de su cabeza. La sabiduría popular dice que los 520 tigres del Brahmaputra y el delta del Ganges, temidos por comer carne humana, sólo atacan por la espalda.
incontri a vr Si bien abundan las evidencias de que los félidos predadores ya descubrieron el truco, la magia es casi la única arma que les queda a los 300.000 habitantes de la región para protegerse de los silenciosos amos de la jungla. "En el agua, los tigres son más veloces que los mejores nadadores de nuestro seleccionado nacional", afirma con temeroso respeto el inspector de policía Abdul Rahim.
La diosa Bon Bibi no siempre responde a los sacrificios de los recolectores de miel, que se ganan la vida a duras penas en los manglares. No hay aldea o pueblo que no tenga sus "viudas del tigre" y su anecdotario. "Los recolectores de miel unas veces regresan y otras simplemente desaparecen", comenta Novaraun Battacharya, oficial de policía de Sundarbans.
El tigre no está programado genéticamene para atacar al hombre, pero los expertos concuerdan en que los padres transmiten a sus crías el gusto por la carne humana. Varios policías y guardabosques rastrearon las huellas de tigres y llegaron a la conclusión de que un solo animal había matado a por lo menos catorce personas en estos últimos años.
Su aterradora reputación de devorador de hombres y la impenetrabilidad de los manglares han convertido esta región en el único hábitat seguro para esta especie en peligro de extinción.
A fines del siglo pasado decían que había en el mundo unos 100.000 tigres. Hoy, unos 6000 siguen luchando por sobrevivir. Las estimaciones actuales para el subcontinente indio oscilan entre 2650 y 3750. Tres especies _el tigre de Java, el de Bali y el del mar Caspio_ se extinguieron en los años 40.
En Indonesia, sólo en 1998-1999, los cazadores furtivos mataron 66 tigres de Sumatra. El Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF) dice que esa cifra equivale a la quinta parte de los grandes felinos que aún quedaban en ese país. En 1998, la policía de Jakarta descubrió dos cachorros vivos, en venta, en un comercio de mascotas. En los mercados de Camboya, Vietnam, Laos y Myanmar (ex Birmania) no es raro ver expuestas pieles y garras de tigre.
Los tigres reales de Bengala que habitan la reserva Sunderbans no tienen por qué temer un fin tan ignominioso. Monindro Roy, un sesentón enjuto de cabellos blancos, recuerda la experiencia compartida con unos amigos: "Teníamos la sensación de que un tigre nos venía siguiendo desde hacía varias horas. Mi amigo se puso a hachar un árbol, mientras los demás nos guarecíamos detrás de otro. De pronto, un tigre saltó por sobre nuestras cabezas, atrapó a mi amigo e intentó llevárselo a rastras". Sus compañeros lograron arrancarlo de entre las garras del tigre, pero pocas horas después murió de las heridas. "Nunca más entré en la selva", confiesa Roy, meneando la cabeza.
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