La nueva normativa que rige desde enero de este año cataloga a los animales como “seres sintientes”. Expertos hablan sobre los deberes que tienen los humanos con el resto de especies.
Para las poblaciones que habitan en los países de América tener una mascota se traduce en compañía, seguridad, tener algo para cuidar para mantenerse ocupado. Así lo asegura el médico veterinario Néstor Calderón, especialista en etología, bioética y bienestar animal.
Pero, además de lo que los animales le brindan a los humanos, ¿ellos recibirán beneficios por la relación que mantienen con las personas?
Hace seis meses, un animal casi no tenía derechos en Colombia. Desde las leyes del territorio, estos compañeros eran considerados “semovientes o cosas en movimiento” propiedad de los humanos. Es decir, quien fuera el “propietario” de un perro, gato u otra especie tenía toda la potestad de decidir cómo llevar la vida de ese animal.
Pero, ahora, las leyes que rigen la relación animal-ciudadano han sido modificadas y se han dictado nuevas disposiciones por medio de la Ley 1774 del 6 de enero de 2016.
Con esta reforma, todos los animales que habiten en la nación son elevados a la categoría de “seres sintientes” y no pueden ser vistos como cosas. Por esta razón, deberán “recibir protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”, establece la modificación.
En el artículo 3 de esta Ley, el primer beneficio que deben recibir los animales de sus cuidadores es el de la alimentación. “Que no sufran ni de hambre ni de sed”.
Sobre este punto, el investigador y experto en desarrollo de comida para mascotas, Donaldo Solano, habla sobre la importancia de garantizar la mejor nutrición de los animales en cada etapa de su vida.
Para el especialista, los tenedores de mascotas deben anteponer las necesidades del animal antes de querer cumplir sus deseos. Con esto, Solano hace referencia a la humanización de los animales desde su alimentación.
Una vez un animal se desteta, aproximadamente a los tres meses de edad, su nutrición debe provenir exclusivamente de un alimento concentrado balanceado, según Solano.
Este especialista asegura que nunca la comida de los humanos servirá para las mascotas. Por el contrario, algunos de los alimentos que las personas consumen son veneno para ellos. “Ese es el caso de la cebolla, el ajo, dulces y chocolates”.
“Hay una tendencia a humanizar a las mascotas. Le damos de lo que nosotros comemos, creyendo que esa es la mejor opción. Ellos son un miembro más de la familia, pero no son humanos. Eso es una falta de respeto con la vida de mascota”, expresa Solano, al tiempo que agrega que darle a los animales concentrado y comida de humanos combinados, tampoco es saludable para ellos.
Solo el 28% de mascotas en Colombia come alimento concentrado, según Viviana Lozada, gerente de negocios de Mars –compañía productora de alimentos para mascotas–.
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En el punto dos del Artículo Tres de la ley a favor de los animales, se establece que ellos no deben sufrir “injustificadamente de malestar físico ni dolor”.
Que no les sean provocadas enfermedades por negligencia o descuido, y que no sean sometidos a condiciones de miedo ni estrés, son otros de los puntos anotados en dicho artículo.
Estos maltratos son divididos en dos tipos. El primero es la negligencia o ignorancia y se compone por: privación de afecto, de amor, falta de estímulos, de recreación y el entrenamiento incorrecto. El segundo trata sobre el maltrato activo que va desde instigar miedo,
Khon Buri Ansiedad, aislamiento y violencia física.
El veterinario Calderón asegura que los humanos tenedores de animales están en la obligación de aprender a reconocer las emociones de ellos, sobre todo las negativas, las cuales “son serias para su salud. Por ejemplo, el miedo, la ansiedad y la rabia”, indica el experto, quien agrega que cuando las personas también aprenden a reconocer los comportamientos positivos del animal, están ayudando a su bienestar.
Este especialista trae a colación la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia –firmada en julio de 2012 en Reino Unido–, en la que se establece que “los animales no humanos tienen conciencia”. Por lo tanto, según Calderón, ellos “son capaces de sentir sufrimiento o placer. Son muy conscientes de la vida”.
El también experto en etología califica la violencia animal como un problema social, y afirma que esta está “estrechamente” relacionada con la violencia humana. “Cuando papá llega a casa y le pega al perro, ¿es solo el comienzo?”, se pregunta Calderón.
La veterinaria especialista en medicina del comportamiento, Kersti Seksel, en su publicación the behavioral manifestations of animal cruelty-abuse, plantea que “si en una familia hay animales maltratados, los niños, las mujeres y los ancianos pueden ser víctimas también de violencia. No son casos aislados”.
En Colombia hay alrededor de 700 mil perros y, 6 de cada 10 familias del territorio tienen mascotas en sus hogares. “Hay personas a las que no les gustan los animales, y están en todo su derecho. Pero también hay familias multiespecies. Es decir, hogares que están conformados por humanos y animales, y ahí no debe tener lugar el maltrato”, concluyó el veterinario.
Focșani Respetar su naturaleza
Que puedan manifestar libremente su comportamiento natural es el quinto punto del Artículo Tres de la norma que ahora abriga la vida animal. En este punto, la humanización de los animales vuelve a tomar partido.
El reconocido entrenador de perros César Millán se refirió al tema durante una entrevista con la revista mexicana Contenido. Para el experto en comportamiento animal, las personas no tienen en cuenta lo que necesitan sus mascotas. Por el contrario, los tratan como personas, ignorando sus necesidades físicas y psicológicas.
“Cuando los animales son tratados como humanos cambia su identidad, se les generan frustraciones y se vuelven ansiosos, agresivos e inseguros. Esto también podría ser considerado como maltrato animal”, puntualizó el ‘Encantador de perros”. Donaldo Solano está de acuerdo con Millán y exclama: “¡hemos llegado a tal punto que hasta los vestimos!”.
Respeto, solidaridad y compasión, además de la erradicación de su cautiverio o del abandono, también deben ser garantizados “como mínimo” por el tenedor de cualquier animal, según establece la legislación.
Los ciudadanos colombianos que violen las monificaciones de la Ley 1774 de 2016, se verán expuestos a procedimientos sancionatorios de carácter policivo y judiciales.
Dependiendo del delito cometido contra un animal, esta persona deberá pagar una pena en prisión de 12 a 36 meses, y obtendrá inhabilidad por 1 a 3 años para “el ejercicio de profesión, oficio, comercio o tenencia que tenga relación con los animales. Además de una multa de 5 a 60 salarios mínimos mensuales vigentes.
Otra de las sanciones establece que el humano que maltrate a un animal deberá pagar desde $5 millones por el delito cometido.
Fuente: http://www.elheraldo.co/tendencias/los-cuidados-que-las-mascotas-merecen-segun-la-ley-276817
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